Libro de buena mesa

Después de leer en el diario clarín la nota, "Los frutos del apetito" de J. Cofreces y Eduardo Mileo ( uno de los mejores poetas de su generación, a mi modesto entender) me fuí a buscar el libro " Comer y beber a mi manera" de don Manuel Vicent. Este libro que adquirí hace mas de un par de años, es el único de la casa que está fuera de la biblioteca y convive en el comedor de mi hogar con papeles varios y recetas. Su estilo y contenido también lo hace aptos para ser usado como libro de cocina.
Su autor es un admiradísimo caballero anarquista, que como escritor y periodista es un colaborador del diario El país de España. En nuestra tierra colaboró con todos los medios grandes para recalar en la revista "Viva" de Clarín. Vicent es un anarquista melancólico, ambas cosas recorren toda su obra desde la famosa novela " Son de mar", hasta este libro donde campea el amor y la libertad, su mirada hacia atrás y sus ideales de un mundo que no mejora del todo. Escribe sobre los platos de su niñez, simples y suculentos, de nutritiva sencillez y de como se engarzan en su historia,así como de las sensanciones que le despiertan los animales que van al matadero y su "vegetarianismo" curioso y ecléctico.
Debo reconocer que además de disfrutar de sus letras, lo cual hago desde el principio de los noventa cuando don Manuel escribía en el diario Página 12 y vino a la Argentina con  su traje blanco y su sombrero aludo del mismo color y nos cautivó a todos con su disertación en el ICI.  Ahora disfruto de sus letras y aprendí a hacer paella.

Estos libros que cruzan disciplinas a veces son farragosos, no es el caso de " Comer y beber a mi manera" que es una invitación amena de un amigo que comparte la mesa, sus secretos y sus vivencias y como si fuera poco enseña delicias, como el "pollo al curri de madrás", que en mi hogar se ha vuelto una celebración.

Tragedia

Auqnue este es un humilde blog, sentí la necesidad de escribir sobre la nueva tragedia que nos enlutó por culpa de la negligencia y corrupción de quienes deberían conducir la cosa pública. Siempre en estos casos vienen a mi los versos de Bob Dylan: ¿Cuanta gente/ tendrá que morir?/ para que entiendan/ que ya ha muerto/ demasiada gente. (Soplando en el viento).

Corrección política

En este entretenimiento en que se ha transformado la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas , se ha agregado el capítulo de los intelectuales progresistas sobre el mejor modo de vincularse con los isleños.

Si bien el documento está hecho por gente muy admirada y pone la lupa en un nuevo punto de vista sobre la disputa territorial, parecería tener todos los vicios de la corrección política, ser un llamado a la gimnasia intelectual que solo aporta lo que busca combatir, es decir, utilizar la cuestión de las islas como un elemento que encubra otras situaciones que nos afectan, estas sí en forma urgente y que también tienen que ver con la soberanía. Además,estos otros hechos tienen que ver con nuestra vida cotidiana, como la megaminería, el uso del agua, la vida en las mega ciudades, la crisis habitacional y la erosión de los derechos de los ciudanos, por decir algunos. Las islas hoy solo son importantes por la riqueza en recursos naturales que tienen debajo y alrrededor, y por la dignidad de quienes combatieron en una guerra absurda.

Hudson

Guillermo Enrique Hudson es uno de nuestros escritores mas paradójicos. Nacido en Estado Unidos, habiendo vivido la mayor parte de su vida en Gran Bretaña y habiendo escrito su obra en Inglés es, sin embargo, uno de nuestros mejores escritores que escribió al decir de algunos críticos uno de los mejores libros de la literatura de los últimos dos siglos, " Allá lejos y hace tiempo" donde describe sus vivencias de la pampa a los ochenta años pero con la frescura de un niño. La mayoría de su obra recuerda a la pampa. Esa pampa anterior a los tiempos del alambrado, la muestra en profundidad y con la intimidad de quien fue uno con esta tierra. A los treinta y cinco años  aquejado por una fiebre reumática Hudson se fué, de algún modo, a "morir" a esa Inglaterra desarrollada en la que vivío mas de cincuenta años añorando a ese país al que nunca pudo olvidar y a esas especies animales a las que estudió desde niño en esos campos que se extendían desde Quilmes hasta Chascomús. Amaba a esas especies, a esa gente a la que describió con aires casi sociológicos y a los quinientos libros que  formaban la biblioteca materna - única biblioteca con que podía contar en esa época en que vivía en plena llanura, a muchas horas de diligencia de Buenos Aires-. Esos volúmenes que junto con su curiosidad infantil lo constituyeron en el gran escritor que fué y que nunca se recuerda ni tiene en cuenta lo suficiente.

Caballos

Para encabezar el blog usé el dibujo " Caballos geométricos", hecho por mí. Uno de los tantos dibujos que llevo hecho sobre caballos, pero ¿ porqué caballos?

Los caballos en su relación con el hombre exhibe nuestro peor lado, nos mostramos amantes de ellos pero a la vez los usamos y los descartamos mandándolos al matadero, en uno de los negocios mas traicioneros que tenemos en el tercer mundo, faenar animales que no comemos para mandarlos al extranjero engordando unos pocos bolsillos. Entonces ¿que queda del sinónimo de libertad y lealtad al que vendemos para su desguace como un trasto viejo? Parafaseando a Yupanqui, " Triste destino, el de los caballos argentinos".

El atalaya es un lugar alto que nos permite mirar a lo lejos, ese sitio es lo que busco a lo largo de estas notas, reseñas de lecturas, intercambio de opiniones y otros sueltos.

Experiencias de un lector

Soy un lector un poco anacrónico, un caminador de góndolas de ofertas y mesas de libros de viejos, por eso mis reseñas es probable que no sean sobre los últimos libros publicados.

No intento hacer una crítica sino una simple resención, compartir lecturas.

Estuve días atrás, antes de empezar el clásico libro de historia " El pensamiento de la edad media" de Vignaux, cuya edición data de 1954 y que por ahora me está promoviendo a entender que nuestras ideas rectoras sobre religión datan de aquellos días, el libro también clásico del gran Fabián Casas, "Los Lemmings y otros" que adquirí por internet. Es un libro de cuentos escrito en forma magistral y entrañable que nos conecta con el barrio y los pequeños tips que marcan la generación excediendo los límites geográficos del barrio de Boedo y lo hacen un texto bien narrado pese a estar dentro de lo que se puede llamar estilo "chabón"con algunos cuentos que respiran cierta oscuridad ( La mortificación ordinaria y El relator).